Sentado en el bus, con la cabeza en el vidrio que se empaña de suciedad.
Las diez de la noche ya es tarde para los peatones pensaba, ayer por 5 minutos de atraso corrí 100 metros tras este mismo bus. El chofer con cierta maldad me vio correr a la par de la puerta y no paró. Un taxista beneficiado o la posibilidad de buscar vida en san pedro.
De nuevo en el bus y hablo durante 15 minutos mientras la periférica se va llenando y mientras más gente me rodea voy bajando la voz, contener la privacidad me obliga a colgar. Arrastro la contradicción de un morboso: no me interesa escuchar conversaciones ajenas ni que otros me las escuchen.
Al llegar cerca de mi casa, la enorme construcción ha variado el paisaje, heridas en el asfalto y olor a tierra humedecida que ha quedado expuesta. Esquivo enormes piezas de cemento, como un lego de hormigón para llegar a la acera. Frente al semáforo peatonal noto el brillo de una noche fresca en los rótulos y el movimiento menos acelerado de los peatones.
Un respiro y las cosas se acomodan alrededor mío.
Me salgo de la cabeza.
Veo hacia afuera.
2 comentarios:
Abstraerse es de lo mejor que le puede pasar a uno en la vida...
Salud ivancho!
La peri suele ser de los mejores espacios para esos extraños "viajes astrales". Una maravilla más de la ruta universitaria, no?
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