jueves, mayo 23, 2013

aunque soy un pobre diablo.

Casi nunca digo la verdad.
Este camino mueve los cuerpos inertes, dormidos.
Olor a gente, olor a hombre, axilas y sudor mezclados con colonias y aguas de baño compradas en palí.
Calvicie, gorras, audífonos y reproductores.
Ojos rojos, tenis reebok y esos extraños peinados nuevos de los que hablaba charlie.
Caricias, una entrepierna de pie, el hombre de un hombre sentado. Incómodo para los espectadores, ameno para los protagonistas.
Vibración y movimiento.
Gente dormitando al ritmo de la curvas que los arrullan.
Sinfonía de motor que tapa los oídos.
Susurros.
Luces rojas que se mueven.
Negras siluetas de árboles en el camino.
Frío en la nuca.
Una serpiente de luces amarillas guía el camino.
Un timbre en la oscuridad de Ochomogo.
En medio de la nada: ¡parada!

la insoportable realidad de ser

Qué sencillo odiar el cotidiano.
Las recetas de respiración me funcionan,
pero al parecer yo he decidido ser un infeliz.
Un dolor de estómago se ha apropiado de mi,
no sé cuando empezó.
No recuerdo mi vida sin este malestar.
No sé si me gustaría mi vida sin el.
Costumbres, decisiones, pastillas.
"No cabe duda que es verdad que la costumbre,
es más fuerte que el amor"
Ahora en el bus, mi ropa me aprisiona, mi ojos arden, todo pica.
Mi piel ha empezado a envejecer y a sufrir su misma existencia.
¿Soy feliz? Mientras escribo este texto no.
Un veneno purulento cuenta mis días:
Mi vida.

lunes, febrero 11, 2013

fecha de caducidad

llega precisa,
a la hora que le da la gana,
llega sin avisar.
nos recuerda que somos efímeros.
como dijo yolanda:
recuerda que todo tiene fecha de caducidad,
hasta los yogurts.
así trabaja la muerte,
como un recordatorio de que estás vivo.
(por ahora).